La quiebra comunitaria como problema educativo

SELVA CUIDA A MI MADRE. Su hijo Sebastián, grandullón y tranquilo, vive en Paraguay y tiene 15 años. En los últimos cinco se han visto dos veces. Le expulsaron del colegio hace unos meses.

Vero es de Ciudad Real. Está viviendo en el área metropolitana de Barcelona con su hija Blanca y su marido, al que le dieron a elegir entre un traslado o el paro cuando su empresa se deslocalizó. No conocen a nadie a quien acudir cuando su hija da problemas, que los da.

Marc nació con “las piernas flojitas”, una enfermedad neurodegenerativa que le atrofia la musculatura. Es un chico listo. Compite jugando al ajedrez, siempre que alguien le pueda mover las piezas. Su madre ha tenido que luchar para que alguien le mueva lo que haya que mover en el colegio, y luego en el instituto.

Chaimae, una preciosa niña de año y medio, es la única hija de una chica marroquí que llegó embarazada y que está sola en un pueblo turístico. Su marido la dejó. No puede trabajar para mantener a su hija porque no tiene a quien dejar a su hija para ir a trabajar.

Gema, la mayor de tres hermanas, era brillante en el colegio. Se fue a Alemania, después a Suiza, ahora se va a vivir a Estados Unidos. No cobra mucho y su trabajo no es estable pero investiga en física fundamental, y eso le apasiona. Su hijo va a cumplir seis años. Su hermana menor vive en Australia, la otra en Madrid, su padre en Barcelona y su madre en Huesca.

Diversidad y aislamiento social

En el sistema educativo hemos llamado a esto diversidad, y estamos buscando metodologías de aula que nos permitan “atender a la diversidad”. Creo que hemos hablado poco de qué es, qué causa, y qué consecuencias tiene la “diversidad”. Y deberíamos, cuando Europa tiene a sus puertas dos millones de personas que huyen de la guerra, otras tantas que huyen del desastre climático y de la contaminación, y todas las que huyen de la explotación y la pobreza. Deberíamos pensar qué pasa cuando, a pesar de la necesidad de refugio y asilo de toda esta gente, España pierde población. Casi la mitad de los chicos que quieren trabajar no tienen dónde. El nomadismo global es una consecuencia del capitalismo global que busca beneficios infinitos en un mundo finito1. Un capitalismo que opera sin norma, porque las leyes democráticas se generan en ámbitos nacionales, regionales o locales. No hay democracia en las normas globales.

Naomi Klein2 llama la atención sobre la gran norma que justifica por ella misma la existencia de la Organización Mundial del Comercio: que los políticos locales no puedan hacer políticas locales para beneficiar a las comunidades que les han elegido. En aras de la libre competencia, no se puede incentivar la industria o el comercio local, y si lo haces, te llevan ante tribunales internacionales y te multan. Las grandes empresas se deslocalizan, rompiendo comunidades humanas. O no se deslocalizan y requieren comunidades humanas que vengan de otros sitios y a otro precio. Estamos hablando de devaluación del trabajo, pero también del coste vital del aislamiento social.

Sami Nair3 observa que “la globalización está minando lo común, donde se encuentra el sistema escolar, en beneficio del interés privado. (…) Las familias ya no juegan el papel de vector de transmisión de valores, porque se encuentran en situación de shock. Son problemáticas, los vínculos están desapareciendo… “

El capitalismo necesita todo el tiempo de la humanidad. En este sentido, Michel Houllebecq observa que “toda la arquitectura contemporánea debe ser considerada como un enorme dispositivo de aceleración y de racionalización de los desplazamientos humanos. (…) Esta lógica trata de facilitar la instauración múltiple de tratos relacionales renovados con rapidez (entre consumidores y productos, entre empleados y empresas, entre amantes), para así promover una fluidez consumista… (…) Móviles, dispuestos a la transformación, disponibles, los empleados modernos sufren un proceso análogo (al de la arquitectura) de despersonalización. Las técnicas de aprendizaje se proponen crear individuos infinitamente mutables, desprovistos de cualquier rigidez intelectual o emocional.4 ¿Qué tiempo pueden dedicar estas personas a la educación de sus hijos?

Deberíamos pensar qué pasa cuando, a pesar de la necesidad de refugio y asilo de toda esta gente, España pierde población

Guy Standing bautizó a estos nuevos empleados como precariado5. En él se detecta “mucha cólera y mucha ansiedad (…) pero conviene decir desde el principio que sería una equivocación considerar al precariado en términos de sufrimiento. Muchas y muchos de los que se han visto arrastrados a él pretenden algo mejor que lo que ofrecían la sociedad industrial y el laborismo del siglo XX”. Su vulnerabilidad reside en su aislamiento y en la dificultad de organización. Su oportunidad de futuro está precisamente en su diversidad, y en la posibilidad histórica de crear un nuevo horizonte de futuro, que comprenda el papel de la técnica del siglo XXI y el mundo como red global.

Quiebra cultural y desigualdad educativa

Jaap Dronkers estudió el rendimiento educativo del alumnado inmigrante en función de sus países de origen y destino6, en todos aquellos países que disponen de datos desagregados y comparables y llegó a tres conclusiones:

El alumnado inmigrado tiene peor rendimiento que el alumnado nativo excepto en el caso del alumnado de origen estadounidense que emigra a Australia.

El alumnado inmigrado tiene peor rendimiento que el alumnado de sus países de origen.

No se observa influencia significativa de la “calidad” de la inmigración.

Es decir, el alumnado sin red social y cultural de referencia sufre una clara desventaja en todos los sistemas educativos, aunque no en todos en el mismo grado, en función de los recursos y programas que se han desplegado o no. Estos datos son relevantes para las políticas sociales y educativas que se puedan desarrollar específicamente para la población inmigrante, pero, en el contexto que hemos descrito, devienen relevantes para muchísima más población.

Uno de los factores de desigualdad educativa que no hemos considerado suficientemente es la quiebra comunitaria que se produce por las dinámicas laborales en el capitalismo global.

Decía Ortega y Gasset que “lo que diferencia al hombre del animal es que el hombre es un heredero y no un mero descendiente”. La antropología actual asume que el éxito evolutivo de la humanidad radica en el carácter extremadamente social del homo sapiens, que permite la transmisión de la experiencia, el reparto del trabajo, la cooperación y la cultura. La evolución cultural reparte la selección natural sobre el grupo. El proceso es más rico cuanto más grande es la red social del grupo. Y cuanto mayor es la red, más capacidad tiene el individuo para enriquecerse culturalmente.

Los valores dominantes y escuela

Lo más inquietante es que estas dinámicas están sustentadas en un relato más poderoso que ellas mismas. La fe en el individualismo, en la competencia, en la libertad de compra, en el orgullo tecnológico y en la justicia de la selección escolar es nuclear en este relato. La cultura global, inoculada por las grandes corporaciones de la comunicación, el cine, la publicidad, la espectacularización del arte y del conocimiento se han encargado de esparcir por el mundo este pack de creencias y de productos y el ansia por usarlos y tirarlos para consumir otros recién envueltos. Nos convierte en una comunidad virtual global con lazos débiles y poca hondura cultural, mientras las comunidades reales se quiebran, se empequeñecen, y más personas se hacen más vulnerables. Los medios de comunicación hablan de “fatiga de la compasión”.

La propia dinámica del capitalismo ha convertido nuestras escuelas en nodos potencialmente riquísimos en diversidad, pero con conexiones a comunidades rotas o de aluvió

Reconocemos a nuestro alumnado más difícil en estos lugares aislados de la red social. Y reconocemos en el discurso sobre la educación y de las propias escuelas el peso del relato neoliberal. La pérdida de valor de lo público, la competencia entre escuelas por “sus clientes”, el tratamiento “individualizado” y clasificatorio del alumnado que en nada ayuda a la restauración de su red social, la naturalización de la desigualdad vía selección escolar.

El sistema educativo funciona como reproductor de las desigualdades sociales, y como transmisor de los valores dominantes pero es un sistema contradictorio, en lucha contra sí mismo, porque también, por su función educadora, contiene la posibilidad real de ayudar a la emancipación humana. No en vano, el conocimiento es poder.

El sistema educativo ante la quiebra social y cultural

Los buenos lugares en la red social son los nodos bien relacionados con muchos nodos que a su vez están conectados con muchos nodos. Los cruces de caminos siempre han propiciado el intercambio, la creación, el aprendizaje mutuo, y por eso han sido históricamente núcleos de prosperidad.

La propia dinámica del capitalismo ha convertido nuestras escuelas en nodos potencialmente riquísimos en diversidad, pero con conexiones a comunidades rotas o de aluvión. Debemos ser conscientes de esta realidad porque la educación y el sistema educativo están cambiando y debemos decir hacia dónde. No sólo es un problema de metodologías de aula, que también. Es de la propia filosofía del sistema, de sus fines, y de su organización. El sistema educativo, si no quiere ser parte del problema y contribuir a la quiebra social, debe comprometerse en la solución y, por lo tanto, proponerse como columna vertebral de la construcción comunitaria, como nodo de nodos en la red cultural, como líder en la construcción de una ética pública. El empoderamiento de nuestro alumnado para que pueda dibujar su horizonte de futuro y luchar por él,  pasa tanto por capacitarles para el mundo de la inteligencia artificial, de la robótica, del big data, como por construirles una red social que les dé cobijo, identidad, lealtad mutua, la posibilidad de una ética.

Es el momento de construir futuros posibles para el sistema educativo

¿Queremos una escuela que proporcione contenidos obsolescentes, de usar y tirar? Esto ya lo tenemos. Es la escuela de pasar exámenes y olvidar al día siguiente. ¿Queremos un currículum cultural que seleccione a los que ya tienen exactamente esa cultura desde su casa? Pues es lo que ocurre.

¿El sistema educativo ha de ser una factoría que produce titulados? Datos recientes de empleabilidad de personas tituladas en CFGM nos indican que solamente una de cada clase de 35 que empiezan en primero acaba trabajando en algo relacionado con el ciclo que estudió.

¿Tiene sentido aprobar curso por curso, en paquetes de conductas esperables, observables medibles… en la educación obligatoria? ¿Para qué sirven miles de personas que sepan exactamente las mismas cosas? ¿Vamos a ignorar que en nuestras aulas se hablan doscientos idiomas, y conseguir que al final no se hable bien ninguno? ¿Qué papel pueden jugar lenguajes universales como el arte o los lenguajes de programación?

¿Qué hay que saber para que nadie sea menos que nadie? ¿Cuáles son hoy las alfabetizaciones fundamentales? ¿Cómo podemos potenciar los saberes de oportunidad, aquellos que hacen única e imprescindible a cada persona?

¿Qué se necesita para que la red escolar puede ser la columna vertebral en la reconstrucción comunitaria? ¿Qué organizaciones, qué arquitecturas, qué profesionales? ¿Puede el sistema educativo ayudar a las familias? Las mujeres son el vector cultural más importante. ¿Vamos a ignorarlo y no hacer nada con las madres?

¿Puede hacerse comunidad desde el mercado? ¿Tiene sentido que las escuelas compitan entre ellas? ¿Y si colaboraran en un proyecto común al servicio de una comunidad identificable, con sentido de identidad y pertenencia?

¿Qué puede hacer la escuela por el sentido educativo de los tiempos y los espacios no lectivos? Puede liderar la actividad, evitar redundancias, tutelar y acompañar a quienes lo necesiten, cooperar con organizaciones del territorio para evitar que el tiempo no escolar agudice las desigualdades que se intentan corregir en el tiempo escolar.

¿Qué papel tienen que jugar los poderes democráticos locales? ¿Cómo se puede articular la gobernanza del corazón de la comunidad? Las políticas locales tienen que responder directamente a la ciudadanía y, en general, generan transformaciones más rápidas y perceptibles.

“Es la reconstrucción del tejido social. Para eso hacen falta dos cosas: recursos y confianza en los maestros”, como sostiene Sami Naïr.

1 SUSAN GEORGE, Sus crisis, nuestras soluciones. Icaria 2010.

2  NAOMI Klein, Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima. PAIDÓS 2015.

3  SAMI NAÏR, ¿Cuál es el impacto de la globalización en el sistema educativo? Universidad de Girona, noviembre 2015.

4  MICHEL HOUELLEBECQ, Intervenciones, Anagrama 2011.

5  GUY STANDING, El precariado, una nueva clase social. Pasado y presente, 2011.

6  JAAP DRONKERS, Influencia de los países de origen y de destino en el rendimiento del alumnado de origen inmigrado. Debates Bofill, 2010.

“La economía es el método. El objetivo es cambiar el corazón y el alma”

Margaret Thatcher

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Montserrat Ros

Secretaria de política educativa