Apuntes sobre los hábitos de lectura en España

“LEER ES CRECER, Y APRENDER, y educarse, y respetar, y hacerse curioso, y dudar… en definitiva, la lectura es el camino para construir personas”. Este es el editorial con el que Carles Francino abrió el programa “La Ventana” de la cadena SER hace unos días. Cualquiera que lo haya escuchado, cualquiera que lea este artículo y otros muchos millones de personas estarán de acuerdo con ello. Les parecerá hasta una manera hermosa y poética de describir los beneficios de la lectura.

Pero el problema es que hay muchos millones de personas en este país que no lo van a leer, que no van a leer este artículo ni cualquier otra cosa que les haga “crecer, y aprender…”.

Se han publicado bastantes estudios sobre los hábitos de lectura en España, el último el del gremio de editores. Pero vamos a referirnos a la encuesta del CIS de septiembre de 2016. Haremos un sucinto resumen que por fuerza es un poco simplificador, pero que va a dar una imagen muy gráfica de la situación.

El 43% de los españoles lee libros con una cierta frecuencia, el 36% no lee libros nunca o casi nunca. En la lectura de periódicos, la relación es de 60% – 30% y en la de revistas 22% – 54%.

Un apunte. Cerca del 30% de la prensa que se lee es prensa deportiva y un porcentaje similar de revistas es lo que denominamos “prensa del corazón”. No vamos a entrar en si este tipo de lectura hace “crecer, y aprender….”. Pero es un dato significativo.

Otro dato también llamativo es que solo un 20% de los encuestados vio leer habitualmente en su casa durante su infancia o adolescencia, frente al 52% que no lo vio nunca o casi nunca. Y otro dato importante es que de ese 43% solamente un 12% alega como motivo principal para la lectura razones que tienen que ver con el estudio o el trabajo.

De acuerdo con el Eurobarómetro, en Suecia el índice de lectores habituales es del 71,8%; en Finlandia, del 68%; en Alemania, del 67%; en Gran Bretaña, del 61%; en Francia del 56%; en Dinamarca, del 54,9 %; en Alemania, del 49,8%; en Grecia del 45% y en Portugal, del 32%.

Japón tiene el primer lugar en el hábito de la lectura, según la UNESCO. El 91% de la población está acostumbrado a leer habitualmente. Corea del Sur tiene un 65% de su población que tiene hábitos de lectura. Mientras, en EE UU, el índice de lectores habituales es del 57%.

Y un último dato que puede parecer contradictorio en relación a los anteriores en el caso de España. Según la propia UNESCO, España ocupa el 19º lugar en el mundo en el número de horas semanales dedicado a la lectura (5,8 horas). Los tres primeros países son asiáticos. India (10,7 horas), Tailandia (9,4 horas) y China (8 horas).

En Europa, por delante de España están República Checa (7,4 horas), Rusia (7,1 horas), Suecia (6,9 horas) Francia (6,9 horas), Hungría (6,8 horas) y Polonia (6,5 horas).

Los citados países asiáticos mantienen aún una pequeña tasa de analfabetismo de entre el 5% y el 10%, mientras que en los países europeos o no hay o es residual; en el caso de España, del 2,3%.

Para cerrar el capítulo de los datos y hablando de Finlandia, paradigma de un sistema educativo de éxito, en el país escandinavo se consideró erradicado el analfabetismo en 1900. En España, en el cambio de siglo, la población analfabeta rozaba el 45%, el 54% en el caso de las mujeres. Hay que esperar hasta 1950 para tener unos índices por debajo del 5% y considerar esa tasa como residual.

Esta cuestión de las horas semanales de lectura nos indica que, en España, no solamente hay una profunda desigualdad económica, sino que se da también una fuerte desigualdad cultural. Hay cerca de un 40% que no leen nunca o casi nunca, pero el 43% que lee habitualmente lo hace mucho más que los lectores habituales en otros países de Europa.

Este dato hace todavía más inaceptables las políticas educativas del PP. La desigualdad cultural es un componente esencial de la desigualdad educativa y, por lo tanto, potenciar la segregación y considerar la igualdad de oportunidades reales, la comprensividad, el papel de la educación como ascensor social como cuestiones no prioritarias no hace otra cosa que perpetuar la desigualdad y facilitar el dominio social de la oligarquía política y económica de este país.

Siguiendo con el sistema educativo. ¿Qué responsabilidad tiene en la mejora del nivel de lectores en España? Tiene su parte, aunque no toda ni muchísimo menos. En este país, cuando se analiza un determinado problema social, todo el mundo tiende a volver su mirad de manera acrítica, no solo al Sistema Educativo, sino al profesorado que lo tiene que resolver casi todo.

¿Es el profesorado español peor que el finés? En absoluto, es tan bueno o mejor. Tiene que ejercer su labor diaria con una formación inicial y continua mucho más deficiente que la del país nórdico y tiene que luchar con un sistema que no facilita la innovación y la renovación pedagógica.

Hay una gran cantidad de docentes que, a pesar de las dificultades objetivas con las que se encuentran, ponen en marcha en su actividad cotidiana programas que fomentan el gusto por la lectura para que su alumnado interiorice una costumbre que le va a ayudar a “crecer, y aprender…”.

Y aunque hace falta mucho más, sobre todo una labor sistemática y no esperar a que muchas acciones individuales obren el milagro, confiemos en que, en la encuesta que haga el CIS dentro de 10 años sobre los hábitos de lectura, el índice de españoles que hayan visto leer en su casa de forma habitual cuando eran niños o adolescentes haya rebasado, al menos, el 30%.

Para finalizar, me remito a una frase del escritor norteamericano Ray Bradbury que resume con acierto la importancia de la lectura para la cultura de cualquier país. “No tienes que quemar libros para destruir una cultura. Sólo haz que la gente deje de leerlos.”

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