Murcia: la precarización de las plantillas docentes y sus consecuencias para el alumnado

UNO DE LOS PILARES DE LA EDUCACIÓN DEBERÍA SER LA EQUIDAD, es decir, de aquellas medidas que permiten, con la inversión suficiente por parte de la Administración, hacer frente a las desigualdades de base para corregirlas en los años de la escolarización obligatoria y así ofrecer los mismos derechos y oportunidades a todo el alumnado. También sirven para atender de forma adecuada las necesidades diferentes de un grupo amplio y diverso de estudiantes, un desafío en crecimiento constante.

Precisamente esto último es lo que se ha criticado a la Consejería de Educación de la Región de Murcia en las últimas semanas: una falta de compromiso real con algunas de las medidas y soluciones que, si bien presentadas como logros, no se han traducido en resultados del todo positivos.

Por una parte, la Administración regional anunciaba el aumento del profesorado para el nuevo curso, después de que el año pasado el propio Consejo Escolar de la Comunidad Autónoma apuntara a que el número de docentes era insuficiente y que acarreaba otra serie de problemas, como la excesiva carga de trabajo. Así, la consejera, Adela Martínez Cachá, dio dos importantes novedades al arrancar septiembre: la disminución de la ratio en las aulas, gracias a la llegada de 494 docentes. Pero la realidad parece ser otra.

CCOO afirmaba, en nota de prensa, que “más de la mitad de las vacantes de plantilla adjudicadas en la última semana de agosto para los centros de Secundaria, FP y Enseñanza de Régimen Especial lo han sido a tiempo parcial con jornadas que van desde el 35% al 70% de la jornada ordinaria, elevándose a más de 800 las plazas de estas características”. Según el sindicato, esto genera una precarización laboral y económica al profesorado que se encuentra en esta situación y a que estas condiciones ni siquiera les permiten llegar a la categoría de mileuristas.

Así, la verdad es que el anunciado aumento de la plantilla es realmente una fragmentación de los cuerpos docentes que, por supuesto, repercutirá en el alumnado y en la atención que este necesita.

 

Lengua de signos y apoyo

Tampoco ha empezado bien el curso para el alumnado sordo, ya que, a pesar de que la Administración conocía el número de puestos de trabajo que se adjudicarían y sus jornadas correspondientes en julio pasado, la Consejería ha retrasado el trámite hasta septiembre, lo que derivará en que “el alumnado con discapacidad auditiva no va a tener los servicios educativos complementarios” del colectivo de intérpretes de lengua de signos y mediadores comunicativos.

Desde Comisiones Obreras se ha exigido a la Dirección General de la Función Pública a que tome cartas en el asunto y convoque con urgencia la adjudicación de estos puestos de trabajo.

En tanto, CCOO también ha criticado que en algunos centros la puesta en marcha del comedor escolar repercute negativamente en el número de horas dedicadas “a las tareas de apoyo y refuerzo del alumnado con necesidades de apoyo educativo; es decir, el sector más débil y necesitado”.

Para solventarlo, el sindicato demanda a la Consejería “que dote esas horas lectivas ampliando en la misma cuantía el cupo de profesorado de la totalidad de centros educativos con comedor escolar. Porque tener comedor escolar no puede traducirse en una disminución de la calidad educativa”, afirman.

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