¿Qué saben los estudiantes del Franquismo?

CUANDO SE ACABAN DE EXHUMAR LOS RESTOS DEL DICTADOR cabe preguntarse si los y las estudiantes de ESO, FP y Bachillerato han estado expuestos a más información sobre el Franquismo en estos últimos días que en todos sus años en las aulas.

Aviones franquistas volando sobre el centro de la ciudad de Burgos, Guerra Civil Española, c. 1937.  (Cassowary Colorizations).

¿Sabría un estudiante de cuarto de ESO definir las diferencias entre la Dictadura Franquista y el actual sistema democrático de España? Según se desprende de un estudio de Carlos Fuentes Muñoz, de la Universidad de Valencia, el temario dedicado a la Guerra Civil y la dictadura es fundamental, porque “la utilidad del tratamiento educativo de los pasados recientes traumáticos y conflictivos en la construcción de una ciudadanía crítica y el reforzamiento de la cultura democrática ha sido puesta de manifiesto en numerosas ocasiones desde el ámbito de la Didáctica de la Historia”.

Según Fuentes, la mayor parte de los libros de texto de Enseñanza Secundaria publicados desde los años noventa del siglo pasado “se han guiado por el deseo de legitimar la democracia, fortalecer la cultura democrática y fomentar el rechazo de las dictaduras y los comportamientos violentos”. Sí, pero con matices. “Sobre el Franquismo y la Guerra Civil se pasa de puntillas en la ESO y en Bachillerato”, apunta Alonso Gutiérrez, historiador y miembro de la Secretaría de Política Educativa de la Federación de Enseñanza de CCOO (FECCOO). “Se enseña poco y mal, se dan recetas históricas y eso cuando se llega, porque la Historia de España contemporánea se deja para el final del temario y muchas veces no se da”, añade.

En tanto, para Enrique Javier Díez, de la Universidad de León, la historia reciente de España se enseña explicando grandes batallas, pero sin entrar en la represión franquista. “En general se suele abordar desde lo que se llama la teoría de la equidistancia donde tan malos son unos como otros. Esto es falso. Se elimina quién fue responsable y quién la víctima, e incluso se tergiversan los hechos y se dice que la Guerra Civil fue causada por el caos de la República. La transición española estableció una amnesia que se tradujo a los libros de texto”, explica.

 

La LOMCE y el estudio de las humanidades en la enseñanza española

En el actual sistema educativo diseñado por la LOMCE, las humanidades, y en concreto la Historia, se presentan con un temario inabarcable, tanto en opinión de Enrique Javier Díez como de Alonso Gutiérrez.

Gutiérrez explica que en la LOMCE “las humanidades entran en terreno pantanoso” en el que la Historia se imparte “de manera descriptiva (…) y se puede dar caso de que un alumno de FP puede terminar sus estudios y no haber escuchado nada de Franco ni de la Guerra Civil”.

Para Díez, el problema de la ley vigente con las Humanidades es que “se enseña con miedo”. “Hay que ayudar al profesor poniendo menos pines parentales, menos leyes que les resten autonomía y dándoles confianza que para eso han estudiado y han sacado una oposición. Hay una política de introyección de miedo por miedo a que te acusen de adoctrinamiento”. Respecto a este último concepto, precisamente, Alonso Gutiérrez se lamenta diciendo que “la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que basaba su temario en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en la Constitución Española causó controversia porque se decía que adoctrinaba y, sin embargo, ahora la asignatura de Religión cuenta para pasar de curso o para que te den una beca. ¿Eso no es adoctrinamiento?”.

 

Nuevo paradigma

Enrique Javier Díez concede que es mucho más difícil abordar en clase los traumas históricos propios que los ajenos, porque es difícil adquirir perspectiva. “Los estudiantes españoles conocen mucho mejor el nazismo que el franquismo”. Sin embargo, es precisamente en Alemania donde se establecieron las bases educativas para afrontar los problemas identitarios del pasado. “Hay que hacer tres cosas: primero, obligar por ley a estudiar la historia contemporánea de tu propio país; luego, en un aspecto más emocional, hacer que el alumnado visite los llamados “lugares de memoria histórica” y, en tercer lugar, apoyar al profesorado”, comenta.

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Estefanía García Díaz

Especialista en comunicación para el cambio social