Mucho más que un oxímoron

NACIDO EN 1941, EN UNA ALDEA PALESTINA QUE YA NO EXISTE, Darwix mantiene todavía una tensión con su tierra originaria de tal intensidad que, además de explicar gran parte de lo que ha sido su vida, da coherencia a su obra literaria. En su currículum político está la denuncia, el desacuerdo con el éxodo sobrevenido a su pueblo y la pelea constante por que todo pueda ser distinto.

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Darwix, Mahmud (2011). 

En presencia de la ausencia.

 

 

En sus carnes está el haber padecido persecución y cárcel por ello. Y en su quehacer de escritor, una poesía política en que la dureza de esa pugna está siempre presente, sin que falte nunca la inteligente selección de las secuencias de palabras necesarias para que el lector piense, reflexione y se sienta aludido por lo que más le apremia: “si la tierra de los hombres es para todos los hombres”.

Desde su posición de exiliado permanente, al que siempre aguijonea la ausencia de reconocimiento legal como persona en igualdad, aunque haya estado a veces en franjas concretas de su ecosistema natal, lleva al lector a gustar de las más elementales pero esenciales cosas con las que le gustaría vivir, coincidentes con las que la vida se expresaba en la Galilea anterior a 1947. Esa llamada desde la ausencia y la pérdida, a lo más sustantivo, rondando los variados modos de supervivencia de los suyos en cualquier parte del mundo, es la gran aportación de Darwix. No es nostalgia o saudade inoperantes. Es sentido direccional contra el olvido, a favor de una posición rebelde contra lo dado como irremediable, activa en pro del derecho irrenunciable a soñar con sus derechos. No es de extrañar que sea muy leído y no solo por su gente. Sus obras, con bastantes ediciones en todo el mundo, tienen presencia relevante en nuestras librerías, lo que confiere especial valor actual a su poesía.

En presencia de la ausencia es, además, un ensayo de autobiografía. Pone en primer plano su propio recorrido vital hacia la plenitud poética, desde los aprendizajes iniciáticos de la infancia, cuando las palabras empezaron a cobrar forma y adquirieron poco a poco fuerza para significar y hacerse aptas para hacerlo con gracia, sabor e intención. En algún momento de ese aprendizaje, al calor de las historias que se contaban en la familia cuando niño, debió ser cuando Darwix advirtió que la condición de la presencia y ausencia, arriesgadamente coexistentes en su vida y en la de su gente, era la que marcaba la existencia política del pueblo palestino. A explicarla con poemas bellos e intensos, llenos de sorprendentes metáforas y observaciones perspicaces, dentro de una vida con estrechos márgenes para mostrarse en plenitud, dedicaría sus afanes y trabajos.

Al lector español, saturado de ausencias que se han prolongado más de lo debido, recorrer estas páginas hoy puede hacerle encontrar sentido a muchas luchas del presente. Si es persona de buena voluntad, verá que también en su sociedad este oxímoron –En presencia de la ausencia– es mucho más que una figura literaria.

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Manuel Menor

Profesor de Historia