Una oportunidad más para prender la chispa

LA CRISIS SANITARIA, SOCIAL Y CULTURAL DEL CORONAVIRUS ES UNA OPORTUNIDAD PARA LA REFLEXIÓN. Si no extraemos conclusiones de esta situación de alarma, es que no somos merecedores del término humanos.

La educación es el motor que mueve a la sociedad hacia el futuro. Un campo abonado por múltiples investigaciones sociales, científicas y por el desarrollo tecnológico como para reflexionar, con garantías, sobre el sistema educativo que tenemos, aún con el libro de texto como guía más importante, con currículos extensos y fragmentados en asignaturas, con poca cooperación entre los docentes, con escasa participación de la comunidad educativa, y con un uso precario y restringido de las tecnologías que ya han revolucionado otros sectores de la producción y de los servicios. Se mantiene la liturgia tradicional de un horario, una asignatura, un grupo de alumnos y alumnas y un aula donde la puerta se cierra y quedan en “cuarentena” un grupo de niños, niñas y jóvenes, un examen, etc.

¿Que nos puede anticipar esta crisis sobre el futuro del sistema educativo? Situaciones y tópicos que conocemos de sobra, y que la extraordinaria y dura situación que vivimos en estos momentos pone ante la sociedad con más crudeza. Que el docente ya no es el guardián de la ortodoxia ni de la tradición social, ni posee el conocimiento como la antorcha de su autoridad sobre las demás personas. Que la educación personalizada pide paso ante la implacable maquinaria del sistema que exige la adaptación de las personas al él. Que la educación no se entiende sin el conjunto de la comunidad educativa. Que el aula, de cuatro paredes, ya no es el punto de referencia. Que otra educación es necesaria y posible. Que el conocimiento acumulado a través de la investigación científica y que el desarrollo tecnológico debe impactar en el sistema educativo para convertirlo en un camino abierto con múltiples posibilidades para garantizar el éxito a todas las personas.

Un nuevo currículo

Las políticas socioeducativas deben ser el puntal sobre el que descanse la igualdad y la equidad. Desde CCOO somos conscientes de la necesidad de construir un nuevo currículo con estrategias e inversiones suficientes para hacer frente a la brecha digital que, en estos momentos, puede bloquear y entorpecer el acceso a la educación a una gran parte de la población en situación y riesgo de pobreza. De la crisis del coronavirus y su impacto en el sistema educativo, aún anclado en tiempos lejanos a la realidad cultural y social del siglo XXI, debemos extraer conclusiones que nos permita situar el debate y la reflexión sobre las necesidades de la educación y los retos venideros en la segunda década del siglo XXI, conscientes de la necesidad urgente de adaptación a la revolución tecnológica y de conectividad para la equidad en educación, sin posponer más el reto, así como el paradigma educativo mismo.

La investigación científica acumulada durante años nos ha indicado el camino a seguir para mejorar el sistema educativo, y también todo aquello que no funciona y se sigue aplicando en no pocos países, entre ellos España. Necesitamos metodologías activas, aprender por proyectos y resolución de problemas, sustentando metodologías y aprendizajes en estructuras cooperativas que permitan la interacción de docentes, estudiantes, familias y otros perfiles profesionales en los nuevos espacios de aprendizaje generados; y un currículo organizado en torno a temas que son de máxima importancia en el presente, y lo seguirán siendo en el futuro, como la sostenibilidad, la igualdad de género, las tecnologías, la diversidad lingüística, un concepto amplio y humanístico de las ciencias, las humanidades y la educación en valores. Y formar al profesorado para afrontar su rol en la construcción del conocimiento en un sistema educativo más inclusivo, personalizado y abierto a la sociedad en estos nuevos espacios generados de interacción compartida.

Por otra parte, las redes sociales están configurando una sociedad más rica, más diversa, más plural y flexible y, con todas las prevenciones que se debe tener en una sociedad tan abierta y desigual como la actual –la brecha digital es una realidad que va a dificultar a muchos niñas y niñas el ejercicio de su derecho a la educación por falta de medios económicos y técnicos– tener a los chicos y chicas enclaustrados durante horas y horas en orden y en silencio, atentos y atentas a las explicaciones del profesor de turno y copiando los enunciados de problemas y ejercicios del libro de texto, se antoja tan poco eficiente y tan problemático como intentar volver a editar en imprentas del siglo XVI o a las escuelas monacales.

Estos días veo a mis hijos, el que está en la Universidad y el que está en Bachillerato, desenvolverse con sus estudios con las indicaciones que le han dado y las herramientas que tiene, los conocimientos ya adquiridos y su propia curiosidad, y solo se me ocurre pedir, por favor, que prendamos la chispa. Ahora tenemos una nueva ley educativa sobre la mesa. Una nueva oportunidad de quedarnos donde estamos o de ser valientes.

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Begoña López

Especialista en relaciones internacionales, migraciones, asilo y refugio


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Pedro Badía

Secretario de Política Educativa, Infancia e Institucional de FECCOO