Presente cierto, futuro incierto

RESULTA ENORMEMENTE DIFÍCIL ENCONTRAR UN SOLO APELATIVO que pueda calificar lo que estamos viviendo con el Covid-19. Por desgracia “solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena”. Ahora es el momento de recapitular y gritar, alto y fuerte, que CCOO ha advertido, exigido y luchado para que se proteja, mejore y se ponga en valor todo lo relacionado con los/as empleados/as y servicios públicos.

Diariamente, balcones, terrazas y ventanas se llenaban de personas que hacen un merecido homenaje a esos “héroes” que estaban haciendo lo posible para que esto no se parase. Pues bien, muchos/as de ellos/as eran empleados/as públicos con sueldos bajos, contratos precarios, jornadas parciales que han sufrido recortes brutales en sus condiciones económicas y laborales. Por si esto fuera poco, también han soportado campañas feroces de descrédito impulsadas por gobiernos neoliberales, medios de comunicación y poderes económicos.

En el momento de la verdad, se vio y nos dimos cuenta de quiénes son importantes e imprescindibles para que la sociedad siga satisfaciendo sus necesidades más básicas y que habitualmente no apreciamos, pero que en estas circunstancias hicieron posible que nosotros y nuestras familias pudiéramos “resistir” en nuestra burbuja de confort.

Unos servicios públicos suficientes y de buena calidad suponen siempre una balsa o recurso a la que agarrarse en tiempos difíciles, especialmente para aquellas personas o familias que están desprotegidas; en definitiva, son una parte más para la necesaria redistribución de la riqueza que tenemos. El músculo y corazón de nuestro Estado del bienestar son los servicios públicos y por esa razón debemos tener tolerancia cero con su destrucción.

Diferencias territoriales

En los últimos meses, las actividades lectivas presenciales en los centros educativos han estado suspendidas totalmente. El personal laboral y funcionario de administración y servicios de estos centros, atendiendo a la importante diversidad en funciones y a la dispersión y diferencias entre los territorios, ha enfrentado situaciones muy heterogéneas en relación con la actividad laboral de nuestro sector.

Queremos reseñar y poner en valor que los/as trabajadores/as de nuestro ámbito han estado al pie del cañón en lo referente a su labor, realizándola desde su domicilio quien ha tenido las herramientas y la posibilidad, o en su centro de trabajo habitual.

También algunos han sido desplazados/as o requeridos/as para atender necesidades urgentes e imprescindibles. Personal de cocina, limpieza, ordenanzas, enfermeros/as, cuidadores/as, auxiliares, etc., han estado desempeñando su trabajo en centros que no son los habituales, afrontando en primera línea esta situación excepcional y, en la mayoría de los casos, sin equipos de protección individual, formación adecuada e información suficiente para realizar el trabajo exigido.

Curiosamente, las y los profesionales más precarizados en sus condiciones laborales y económicas son quienes han tenido que afrontar y realizar su trabajo en entornos desconocidos, sin la formación e información necesarias, y con un alto riesgo para su salud y la de sus familias, asumiendo en algunos casos modificaciones en sus condiciones laborales, como jornadas, horario, turno, funciones, festivos, etc.

En nuestro ámbito, tendremos que enfrentarnos con toda seguridad a un futuro incierto de cambios, puesto que no conocemos cómo se afrontará esta crisis en los centros públicos ni las medidas que se tendrán que adoptar para el próximo curso. La negociación colectiva específica será la única herramienta efectiva y real para gestionar esta situación con garantías laborales y sanitarias para los/as trabajadores/as de nuestro sector.

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