Tenemos deberes

COMO SOY UNA MAESTRA PROGRE, celebro que CEAPA haya abierto sin tapujos el debate de los deberes. A ver si así nos aclaramos. Pienso que hay que tener tiempo para jugar de forma libre, aburrirse, compartir con la gente, moverse mucho. Considero contraproducente el estrés a que sometemos a nuestro alumnado.

No es bueno que lo académico, a menudo abstracto, con sus valores de clase, de etnia y de género invada todo el espacio familiar y quite valor a lo cotidiano, lo diverso, al trabajo, al cuidado, a lo concreto. Sobre todo, estoy en contra de que los deberes refuercen la desigualdad de clase, cosa que, en general, hacen.

Como soy una maestra entrada en trienios, discrepo, sin acritud, respecto a su propuesta de boicot y también la de prohibición.

A menudo he tenido presiones de familias porque no ponía suficientes deberes, y por eso la escuela no tenía nivel. Y otras que no querían deberes abiertos (entrevistas, encuestas, observación del natural…), porque no sabían decir si lo que entregaban estaba “perfecto”: les gustaban más las multiplicaciones largas. Otras no quieren ninguno.

No estoy para bandazos, que tengo las lumbares mayores. La educación quiere mucho equilibrio y humildad. Lo humano es así, perfectible porque es imperfecto. Lo mejor es enemigo de lo bueno.

A falta de algo mejor, creo que algunos deberes son buenos; solo algunos y si son pocos. Pollino que me lleve y no caballo que me arrastre.

Como soy antigua, creo que las personas tenemos Derechos porque tenemos Deberes, en mayúscula. Los deberes, en minúscula, nos enseñan algo de esto y es bueno que lo hagan: responsabilidad personal, planificación y perseverancia, metas a largo plazo, resiliencia ante la dificultad o la frustración, estrategias de estudio sin apoyo. Somos sujetos de la educación propia, más cuanto más maduros. Cuidado no vayamos a tratar al alumnado, y mucho menos a sus progenitores, como consumidor de educación, que el mundo mercantilista este nos lleva a tonterías así.

Se ha abierto el debate, pues debatimos y nos aclaramos. Pero acordamos y no mareamos a los chavales con desautorizaciones mutuas.

El sujeto de la educación es a la vez singular y plural. La singularidad se nutre del grupo y el grupo de lo individual. La educación se hace con personas que colaboran. Malo sería que la escuela fuera estanca. Hay deberes que sirven para dar valor a lo familiar, lo vecinal, al trabajo, a los cuidados, a lo cultural, a las doscientas lenguas y culturas que conviven en nuestros barrios; a las de cada uno y de cada una. Esto es un tesoro que debe entrar en la escuela para que sea menos clasista, menos machista, menos racista y mucho más sabia y más justa. Si no lo reconocemos, lo excluimos: carne de abandono escolar. El reconocimiento funciona en los dos sentidos. Cuando tu madre encuentra interesante eso que estás aprendiendo, lo aprendes mucho mejor, ¿no? No se lo neguemos. Qué tristeza.

Algunos deberes sirven para aplicar lo aprendido en las clases al mundo no escolar. Esto da sentido, valor y proyección. Que el aprendizaje sea significativo es la única manera de que sea aprendizaje. De otro modo, las criaturitas tienen dos circuitos paralelos: en el cole las cosas caen según las leyes de Newton y en casa cae más deprisa la que más pesa. Y las paralelas solo se cruzan cuando nos rompemos la crisma en un frenazo. Pobre Newton, incomprendido.

Cuidado con Finlandia. No tienen apenas deberes pero leen en familia, en las bibliotecas públicas, en los centros comerciales; leen mucho. Hay una correlación espectacular entre el número de libros que se leen una casa y el éxito escolar de su prole. Los niños y las niñas que viven en “contextos letrados” se desenvuelven mejor en todas las escuelas del mundo mundial. El tráfico de lecturas entre la casa y el colegio es una palanca y un placer compartido: mucho más que deberes.

Y, por último, no vayamos a hacernos trampas al solitario.

No vale denostar los deberes escolares para hacer otras tareas igualmente redundantes, académicas e invasivas, además de caras. Al salir del cole, no puedo hacer deberes porque hago inglés, solfeo, y deporte de alta competición… menudo negocio para el bienestar de las criaturas. Pero da estatus. ¡Ay, lo que podemos imponer a los niños y las niñas por un poco de estatus!

En el contexto de la LOMCE y las reválidas, que no hemos tumbado todavía, no vale que el pijerío tenga deberes y profesor particular y la clase trabajadora no tenga ni deberes, ni ayuda, ni tenis, ni inglés en Irlanda, ni siquiera una calle segura para jugar. Me fastidia, pero los deberes a destajo, al borde de lo inhumano, han puesto a Corea, Shangai, Singapur, Honkong y Taipei en cabeza del ranquin de PISA. Por delante de Finlandia. Me gustó la expresión de William Deresiewicz, la educación de élite produce borregos excelentes. Con estatus. Eso sí.

No me gustaría entrar en la guerra de los deberes.

Se ha abierto el debate, pues debatimos y nos aclaramos. Pero acordamos y no mareamos a los chavales con desautorizaciones mutuas.

Es nuestro deber de mayores. Tenemos deberes.

Últimos comentarios

  • María Francisca Ponferrada Alba

    Aunque me acabo de jubilar, seré siempre maestra. Y esto de los deberes me parece que se está magnificando. Es algo tan simple como pedir opinión a los padres, sobre si quieren o no deberes para sus hijos e hijas. Al fin y al cabo, son los máximos responsables de su educación. Yo siempre lo he hecho y son los padres los que me han pedido esos deberes. Y, en cuanto a si son recomendables o no, yo diría que no son imprescindibles, tampoco sirven para mucho, ellos se copian, a veces se los hacen los hermanos mayores, los padres, así que… Vamos a aprovechar el tiempo de clase y ellos que aprovechen el poco tiempo libre que tienen para estudiar, practicar lo aprendido… y disfrutar con los amigos.

  • Sandra

    No creo que sea negativo para los alumnos crearles hábitos de estudio, mandándoles unos cuantos ejercicios diarios. Aún así, muchos alumnos ni se molestan en hacerlos y mucho menos en repasar lo que más tarde se convertirá en una prueba objetiva que no superarán. Pero no importa,ya tendremos que apañárnosla los profesores bajando el nivel, haciendo adaptaciones no significativas, realizando propuestas de mejoras,…, todo esto sin contar con la ratio de las aulas y sin tener en cuenta el tipo de alumnado que toque,porque no todos mostrarán entusiasmo. Ah,bueno!!!es que el docente tendrá que motivarlos, usar las TICs («que nunca fallan y que son rápidas de conectar»), ser psicólogo y potenciar la igualdad, aunque contemos con alumnos con NEAE que requieren una atención personalizada y especializada.Y añadir que hay que tener terminadas las programaciones con LOMCE aunque no sabemos que ocurrirá.
    Perdónenme,pero a mí ya me parece vergonzoso que se nos tache de vagos (porque supuestamente solo trabajamos por la mañana ),caraduras(porque queremos que nos quiten horas de trabajo y se nos devuelva parte del dinero que se nos quitó por el tema recortes) y ya por último somos ESCLAVISTAS porque queremos tener a los chicos «tooooda la tarde trabajando,haciendo deberes». Lo siento : enseñemos a crear un hábito de estudio,educación y el respeto por todos; y en ese todos,incluyamos a los profesores, que cada día se desviven por conseguir los mejores resultados en cada uno de sus alumnos y enseñarles lo que es la vida.

  • iokin

    En España empezamos siempre la casa por el tejado. Mejoremos la conciliación familiar, reduzumos la ratio por aula, prestemos medios a los colegios para atender a los chicos/as…y las mejoras vendrán de la mano.

    ¡Ah y gasten más en libros, ir al monte y ver menos tele y verán lo bien que nos va!

  • Diego Inglés

    ¿Alguien puede recomendar alguna publicación en las que se analice este tema de una manera científica o basada en investigaciones de campo?? Echo en falta el punto de vista basado en la experiencia dada por las buenas y malas prácticas.

  • Pedro

    Los deberes son un anacronismo propio de un sistema educativo caduco. Está bien abrir un debate serio y riguroso sobre el papel de los deberes y su aportación al aprendizaje de los estudiantes. Creo que desde la presidencia de Ceapa se ha planteado el tema de una manera poco afortunado. Consideró que no es la posición de todas las familias.

  • Isabel

    Las actividades extraescolares, además de negocio, tienen ocupados a los niños!! Al igual que tenerlos sentados escribiendo montones de ejercicios mecánicos durante horas. Y por qué? Porque muchos padres prefieren tenerlos ocupados que tener que ocuparse de ellos!!
    Aún así hay actividades muy buenas que complementan la educación de los niños como puede ser teatro, música, talleres de artística, deporte,… Y esos otros deberes o actividades que les ayudan a crecer intelectual y personalmente

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Montserrat Ros

Secretaria de política educativa